La iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, está casi en ruinas. Los suelos, paredes y puertas necesitan reforma urgente, pero, para ello, tres comunidades religiosas que custodian la basílica, la armenia, la griega y la apostólica y romana, tienen que ponerse de acuerdo para cualquier modificación, por pequeña que sea.

Viajé a Jerusalén y visité la basílica del Santo Sepulcro, muy alejada de los lujos y la suntuosidad del Vaticano. Y en este programa muestro en qué condiciones se encuentra lugar más sagrado del cristianismo, algo que descubrí en mi último viaje a la vieja Jerusalén, donde también descubrí cómo viven las diferentes culturas de la ciudad vieja de Jerusalén y también las tres grandes religiones del mundo: la musulmana, la judía y la cristiana. Allí, comparten lugares sagrados: el muro de los lamentos y la explanada de las mezquitas, el Monte de los Olivos y muchos otros.

A primera vista, luce como un templo modesto y donde es casi imposible hacer una reforma o una reparación sin poner de acuerdo a todas las congregaciones cristianas que tienen potestad sobre el inmueble. Por eso, esta escalera que se colocó allí para reparar la ventana permanece en el lugar desde 1.757 y nadie se atreve a mover.

Forma parte del conocido como estatus quo, una condición que hace que el recinto haya quedado anclado en el pasado

En este programa te enseñaré algunas de las curiosidades y los secretos del santo sepulcro, el lugar más sagrado del cristianismo

También visité el Santo Sepulcro por dentro. El edículo, el lugar donde se cree fue enterrado Jesús, fue restaurado en 2017, después de muchos años de intentos infructuosos.

En la entrada, se encuentra el lugar donde se le hizo la unción antes de su entierro. Y en los sótanos de la basílica, en el área custodiada por la iglesia armenia, se encuentra la capilla de donde Santa Helena. Allí se encontró la Vera Cruz, es decir, la cruz donde fue crucificado Jesús, de acuerdo con la tradición cristiana.

Los tres sectores acordaron la necesidad de reformar el templo, pero la pandemia retrasó los planes. El año pasado, las iglesias iniciaron la reforma del suelo y se espera que las obras avancen en los próximos meses para que el Santo Sepulcro recobre el brillo que ha perdido con el paso de los siglos.