En el relleno que cubría el patio de un conjunto teotihuacano, se encontraron fragmentos de pintura mural.
El restaurador Agustín Villagra y su ayudante Santos Villasánchez se dieron a la tarea de armar el rompecabezas, levantar los muros de los pórticos y restituir los murales que se habían destruído.
Este proceso también nos guía en un relato de expansión política y militar, de guerra y sacrificio