Balduino IV de Jerusalén sería un rey que pasó casi toda su vida afectado por la lepra, siendo apodado por ello como el rey leproso, el maldito o el cara de cerdo por la deformidad que llegó a tener su rostro, aunque también es conocido por el apodo del santo debido a que libró diferentes conflictos contra los musulmanes, siendo uno de los enemigos del Sultán Saladino.