El 30 de setiembre del 2012 los pobladores de la comunidad de Cañaris ubicada en la región Lambayeque, realizaron una consulta en la que manifestaron su rechazo a las actividades del proyecto minero Cañariaco. A lo largo de estos meses sus autoridades han venido participando en mesas de diálogo y otras instancias con la intención de que se respete su decisión. La explotación minera pone en peligro los recursos hídricos que permiten la vida y las actividades productivas de esta comunidad dedicada tradicionalmente a la agricultura.

En las últimas semanas la preocupación ha vuelto a Cañaris, no solo por el posible inicio de las operaciones de la mina, sino por la respuesta que ha dado el Gobierno frente a sus demandas: altos funcionarios encargados de la prevención de los conflictos ambientales en nuestro país, han lanzado duros calificativos a los miembros de la comunidad, llamándolos terroristas por defender sus territorios y negándose a incorporar otros puntos en sus agendas de dialogo.

En casos como el de Cañaris el respeto al medio ambiente coincide con el respeto a las prioridades de vida de los pobladores. Comprende r esto se hace más urgente cuando tras un ciclo largo de conflictos por el territorio que le ha costado la vida a cientos de peruanos, se impulsó la aprobación de una ley que consulte a los pueblos sobre proyectos y acciones que los afecten directamente.