Los caracoles previo a su cocinado necesitan una limpieza para eliminar impurezas. Lo primero es purgarlos lo que consiste en dejarlos entre dos y tres días alimentándolos a base de harina y hierbas aromáticas como por ejemplo el romero para que así expulsen cualquier posible tóxico que tengan en su organismo, sobre todo si son silvestres, a la vez que engordan y toman incluso algún aroma dada su alimentación. Tras estos primeros días ya se pasará a limpiarlos en agua con sal e incluso vinagre. Esta operación se repetirá varias veces y provocará que los caracoles comiencen a soltar babas. Después una vez limpios continuaremos con el cocinado a fuego muy lento en el que continuarán expulsando babas, las cuales iremos retirando.
Si queréis ver el proceso completo Enrique lo explica aquí:
   • Caracoles con su caldito  

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