Una persona que tiene autocontrol de su carácter, de su forma de ser, tiene la capacidad de volver a comprometerse con el Señor en cuanto siente que se aleja de Él. El buen líder tiene la capacidad de renovarse continuamente, de redireccionarse cuando pierde el camino por haber descuidado sus fortalezas, por haber perdido la alegría o por haber dejado de escuchar Su voz. Si hoy te sientes perdido, tienes que tomar las riendas de tu vida, renovar lo que haya que renovar para regresar ya a casa, porque no hay ovejas que anden por la pradera de manera salvaje y puedan sobrevivir.