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DURANTE UN VIAJE CON SU CHOFER EL MILLONARIO QUEDÓ PARALIZADO AL VER SU RELOJ... EL MISMO QUE...

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Una Historia Increible

DURANTE UN VIAJE CON SU CHOFER, EL MILLONARIO QUEDÓ PARALIZADO AL VER SU RELOJ... EL MISMO QUE...

Santiago Herrera, un renombrado empresario millonario, se preparaba para otro viaje de negocios. Era una tarde lluviosa, y el cielo gris reflejaba el estado de ánimo de Santiago, quien siempre llevaba una melancolía silenciosa desde la desaparición de su hijo Felipe, hace veinte años. El chofer, un joven llamado Juan, esperaba pacientemente al lado del carro lujoso. "¿Listo para partir, señor Herrera?" preguntó Juan, abriendo la puerta del coche. "Sí, vámonos ya", respondió Santiago, entrando al vehículo. Mientras el coche se deslizaba por las calles mojadas, Santiago, casi por reflejo, observó la muñeca de Juan y notó un reloj familiar. Era idéntico al que Felipe usaba el día de su desaparición. El corazón de Santiago latió más fuerte, y se inclinó hacia adelante, con los ojos fijos en el reloj. "Juan, ¿dónde conseguiste ese reloj?" preguntó Santiago, tratando de mantener la voz firme. Juan, sorprendido por la pregunta, miró rápidamente el reloj. "Ah, ¿este reloj? Lo compré en una tienda de empeños en un pueblito donde viví un tiempo. ¿Por qué?" Santiago sintió una oleada de emoción y esperanza. "¿Puedes llevarme a ese pueblo? Es importante." Juan dudó por un momento, pero la seriedad en la mirada de Santiago lo convenció.

"Claro, señor Herrera. Vamos para allá de inmediato." El viaje tomó un rumbo inesperado, y Santiago no podía dejar de pensar en el reloj. Cada kilómetro recorrido aumentaba su ansiedad y esperanza. Sabía que esa era una pista que no podía ignorar. Santiago y Juan entraron en el pequeño pueblo bajo un cielo nublado, la lluvia ahora reducida a una ligera llovizna que daba un aire melancólico al ambiente. Las calles estrechas y las construcciones antiguas tenían un encanto nostálgico, pero Santiago estaba enfocado en una única misión: encontrar la tienda de empeños mencionada por Juan. "Es justo allí, señor Herrera", dijo Juan, señalando una pequeña tienda con un letrero envejecido. Santiago asintió y salió del coche, sintiendo una mezcla de ansiedad y esperanza. Al entrar en la tienda, fueron recibidos por un hombre anciano, de expresión amable, que se levantó de detrás del mostrador lleno de objetos antiguos. "Buenas tardes, señores. ¿En qué puedo ayudarles?" preguntó Don Alfredo, el dueño de la tienda. Santiago se acercó al mostrador, sacando el reloj del bolsillo. "Este reloj... ¿recuerda quién lo trajo aquí?" Don Alfredo ajustó sus gafas y examinó el reloj con atención. Sus ojos se agrandaron al reconocerlo. "Sí, lo recuerdo muy bien. Fue vendido por un hombre llamado Pedro.

posted by smerkovich1p