Hace treinta años, los videojuegos simplemente se percibían como otra forma de entretenimiento, un mero componente de una emergente y marginal contracultura. Pero en tan solo una generación, los videojuegos se han convertido en la industria cultural dominante del siglo XXI.

Los videojuegos violentos permiten al jugador hacer lo que no se puede hacer en la vida real. ¿Y si los amos de los videojuegos estuvieran explotando nuestros impulsos más primarios: ¿la competitividad, la dominación o la destrucción? Los científicos examinan cuál es el impacto de los videojuegos violentos en el cerebro humano. ¿Fomentan la violencia o aumentan ciertas capacidades de los jugadores?

Documentario: Gaming, the digital revolution
Dirigido por: Jérôme Fritel
Dirigido por: Bonne Compagnie

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