En los días del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, la enfermedad de la lepra estaba activa y se observaba en la vida diaria. En el mundo moderno no tratamos mucho con la lepra, pero la enfermedad todavía existe. La bacteria crece en las heridas abiertas de los enfermos con lepra y se transmite por el contacto físico. El contagio se puede prevenir al lavar y limpiar constantemente.

La enfermedad de la lepra tiene un significado espiritual único a través de toda la Biblia. Se piensa que la enfermedad de la lepra tuvo su origen en Egipto. En la Biblia, Egipto simboliza esclavitud y el sistema del mundo pecador.

La lepra empieza con pequeños nódulos que se desarrollan en úlceras y supuración fétida. Las cejas se caen, la mirada se vuelve vidriosa, las cuerdas vocales se vuelven úlceras en carne viva y la voz se vuelve ronca. Manos y pies desarrollan llagas abiertas hasta que todo el cuerpo está cubierto. La duración media de la enfermedad es de nueve años que termina en decadencia mental, coma y, finalmente, la muerte.

Otro tipo de lepra comienza con pérdida de sensibilidad en alguna parte del cuerpo. Las terminaciones nerviosas y los músculos se deterioran. Los tendones se contraen hasta que las manos son como garras. Manos y pies se entumecen. Los dedos de manos y pies finalmente se caen. También se pueden caer las manos y los pies por completo. La persona va muriendo poco a poco.

Los leprosos eran tratados como si ya estuvieran muertos. Se desterraban de cualquier contacto con la ciudad, incluyendo el contacto con su propia familia, porque se pensaba que la lepra era incurable y muy contagiosa: Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada. (Levítico 13:45,46)


Isaías 1:46
4 Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.

6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.