Hace algunas semanas hablamos en este espacio del tema del perdón.

Mencionamos que, para perdonar a los demás, primero hay que perdonarnos a nosotros mismos, señala el Dr. José Antonio Lozano Díez, rector de la Universidad Panamericana y del IPADE.

Cuando viene la culpa, cuando se cometen errores, empiezan a amplificarse los defectos de uno y los demás.

Hay un problema ligado: aprender a separar culpa (sentirse mal por lo que uno ha hecho) de la vergüenza (sentirse mal por quién es)

Los sentimientos de culpabilidad nos hacen sentir mal; el cerebro busca una gratificación inmediata, lo que implica el sacrificio de las metas a largo plazo y nos hace sentir más culpables.

La regla es ser condescendiente con lo que ha pasado y exigente con lo que va a pasar.

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Frente a la culpa, se pueden hacer tres cosas:

1. Anestesiando la conciencia;

2. Quedando paralizado por la culpa, no poderla supera

3. Aceptar la culpa, aunque duela, pero pasando por un proceso de perdón y un ánimo esperanzado en el futuro. Esta tercera forma nos hará más empáticos y comprensivos con el exterior.

Siempre es buen momento para explorar en el interior y separar, en las culpas, el perdón por el pasado, y aquellas culpas de aspectos que ya no se pueden cambiar. Ahí el perdón se hace más importante.

El Dr. José Antonio Lozano Díez nos deja algunos puntos para el proceso del perdón:

1. Evaluar los daños y no sobrevalorar el daño que hemos hecho;

2.Evaluar qué responsabilidad tuve yo en ese daño

3. Organizar las compensaciones; ¿Qué voy a hacer yo para atender esta culpa?


Reflexionar nuestros sentimientos; junto con la culpa, algunos sentimientos nos deprimen y generan estados de ansiedad. Esto hay que gestionarlo.

Así comprenderemos la culpa, la estimaremos adecuadamente, la pondremos un remedio y generar ese perdón que necesitamos.

No hay que darle la espalda a la culpa, pide el Dr.

Tenemos que aceptar las culpas y eso duele. Lo que tenemos que conseguir es asumir la culpa, pero convertir en un sentido positivo, sabiendo que uno vale, tiene la posibilidad de cambiar y compensar.

"El perdón es un proceso muy liberador", concluye.

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