ENFERMERO FUE DESPEDIDO POR ROBO Y LA DIRECTORA LE HIZO UNA PREGUNTA. SU RESPUESTA HIZO QUE ELLA...

Gabriel finalmente consiguió un trabajo como enfermero en un hospital de renombre después de años de esfuerzo y dificultades para terminar su carrera de enfermería. Vivía con su hija, Sofía, en una pequeña casa en las afueras de la ciudad. La propietaria, Doña Marta, una señora bondadosa, ayudaba a Gabriel cuidando de Sofía mientras él trabajaba. En la mañana de su primer día, Gabriel se puso su uniforme nuevo con orgullo, sintiéndose nervioso pero esperanzado. Sabía que ese trabajo era la oportunidad que tanto necesitaba para mejorar su vida y la de Sofía. Al llegar al hospital, fue recibido por el jefe de enfermería, Marcos, quien lo miró de arriba abajo con una expresión de desdén. "Así que eres el nuevo enfermero," dijo Marcos, cruzando los brazos. "Espero que sepas lo que estás haciendo." Gabriel, con una sonrisa tímida, respondió: "Sí, señor. Estoy listo para trabajar duro y aprender." Marcos solo asintió con la cabeza y comenzó a mostrarle a Gabriel sus tareas diarias. El supervisor parecía no tener mucha paciencia y, en varias ocasiones, hizo comentarios sarcásticos sobre la inexperiencia de Gabriel. Sin embargo, Gabriel mantuvo la calma y la determinación.

Durante el turno, Gabriel conoció a algunos compañeros de trabajo que se mostraron más amigables. Marta, una enfermera veterana, le ofreció algunos consejos. "No hagas caso a Marcos," le dijo mientras organizaba algunos medicamentos. "Es así con todos los nuevos. Solo haz tu trabajo y eventualmente te dejará en paz." Gabriel agradeció y continuó con sus tareas, enfocándose en hacer el mejor trabajo posible. Sabía que necesitaba probar su valía, no solo para Marcos, sino para todos en el hospital. Al final del día, Gabriel se sintió exhausto pero satisfecho. Volvía a casa pensando en Sofía y en cómo ese trabajo podría proporcionar una vida mejor para ella. Doña Marta, como siempre, estaba allí para recibirlo. "¿Cómo fue el primer día, Gabriel?" preguntó ella, sonriendo. "Fue difícil, Doña Marta, pero me adaptaré. Solo necesito un poco de tiempo," respondió él, tomando a Sofía en brazos y sintiéndose agradecido por tener una amiga tan solidaria. Mientras acostaba a Sofía, Gabriel reflexionó sobre los desafíos que había enfrentado y los que aún estaban por venir. Determinado a triunfar, sabía que ese era solo el comienzo de su jornada en el hospital. Y así, con esperanza renovada y una determinación inquebrantable, Gabriel estaba listo para enfrentar lo que viniera, siempre con el objetivo de ofrecer una vida mejor para su hija y destacarse como un excelente enfermero.