Nos detenemos a considerar tres fraudes electorales en la Biblia. Los tres del Antiguo Testamento. El primero es la bendición de Jacob sobre Esaú, un fraude perpetrado por Rebeca y el mismo Jacob. El segundo, la elección de David sobre Saúl, cuando es claro que el pecado de David fue muy superior al de Saúl. El tercero es el de la elección de Salomón como sucesor de David. El fraude fue preparado por el profeta Natán y por Betsabé, a madre de Salomón.