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Fundación de Guadalajara y explosión urbana.wmv

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El Faro Cultural

Cuenta la historia que Nuño Beltrán de Guzmán, quizá el más sangriento conquistador que pisó la Nueva España, encomendó a Cristóbal de Oñate fundar una ciudad con el mismo nombre de su ciudad natal: Guadalajara. La estrategia era fundar una ciudad en zona cazcana para ganar dominio en el Occidente.


La primera vez que se fundó la Perla Tapatía fue en Nochistlán, Zacatecas, el 5 de enero de 1532 con 42 familias. La situación era precaria y peligrosa: falta de agua, tierra poco fértil y ataques cazcanes, fueron las principales razones por las que se decidió cambiar de región.


La segunda fundación fue el 24 de mayo de 1533 en Tonalá, allí todo marchó mejor: agua, tierra fértil y los cazcanes pasando la Barranca de Oblatos. Duraron tres años en tranquilidad, hasta que por ordenes de Nuño Beltrán de Guzmán en 1535 cruzaron de nuevo la barranca, asentándose en lo que hoy es Tlacotlán y que en aquel tiempo era tierra Cazcana. Presintiendo el peligro, hicieron una fortaleza.


Un año después nuño Beltrán de Guzmán viajó a la Nueva España en donde fue detenido y enviado preso al viejo continente, acusado por los genocidios injustificados cometidos en la conquista, murió encarcelado en el Castillo de Torrejón. Nunca vio fundada la Guadalajara definitiva. El 28 de septiembre de 1541 estuvo a punto de desaparecer la ciudad por un ataque cazcán. El derrocado ejército de Juan de Oñate recibió ayuda de la Nueva España y arrasaron pueblos enteros como Acatic y Tototlán. Sitiaron a los indígenas restantes en la llamada guerra del Mixtón y terminaron con todos por igual.


Finalmente, el catorce de febrero de 1542 dice la historia que gracias a la orden de Doña Beatriz Hernández, después de tres intentos fallidos se fundó, en el Valle de Atemajac, la ciudad de Guadalajara, que significa en árabe "Río que corre entre piedras".


En estos 470 años de su fundación; Guadalajara, la Perla tapatía, la Perla de Occidente o la ciudad de Las Rosas (como también suele ser conocida), ha tenido un desarrollo urbano muy peculiar. Los primeros cuatro cientos años la ciudad creció de manera paulatina y sustancial. No sólo en tamaño se nota la importancia de la ciudad sino que un siglo después se asigna como la capital de la Nueva Galicia.
Es hasta mediados del siglo XX que la mancha urbana creció sin planeación hacia todos los puntos cardinales, alcanzó y de­voró los pueblos cercanos. Se multiplicaron más de cuatro veces el número de tapa­tíos. A principios de siglo eran 101 208 tapatíos y en 1950, 377 016 en el 2010 ya somos 1, 495 182. Sucedió en cincuenta años lo que no pasó en cuatro siglos, la ciudad se convirtió en algo imposible de conocer. Es casi increíble que la ciudad en 1950 terminara en la Calzada Independencia a la altura del Hospital Civil, el barrio de Mezquitan era otro límite, mientras que hacia el sur la última calle importante era la Avenida Washington. Hoy en día Guadalajara es una mancha urbana gigantesca que ha devorado pueblos que parecían lejanos como Huentitán y ciudades que prácticamente parecían imposibles de alcanzar como Tlajomulco. A este paso desmedido no nos debe parecer exagerado que en un par de décadas alcancemos ciudades más lejanas como Zapotlanejo o Acatlán.


Hoy en día las distancia son cada vez más largas, la ciudad es prácticamente irreconocible en todos sus recovecos, hay mucho ruido, tráfico vehicular, violencia en las calles, sobrepoblación y caos en general. ¿Acaso es la Guadalajara que queremos? ¿se parecerá a la que imaginaron los primeros tapatíos? ¿qué le espera en el futuro a la Perla de Occidente? ¿Qué nos espera en esta ciudad? ¿qué vamos a hacer para tener la Guadalajara que queremos legarle a nuestros hijos?

posted by nazivahuju