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La Navaja de Ockham

Es considerado el último pensador medieval y a la par el primero de la Edad Moderna. La mente que asesta el gran golpe final a la escolástica y deja tambaleantes sus cimientos. Sus contemporáneos lo llamaron Doctor invencibilis. Hoy vamos a ver al filósofo Guillermo de Ockham, el fraile franciscano que desafió al Papa y abrió el camino por donde había de transitar la Ciencia el Renacimiento.

Guillermo de Ockham, o William de Ochkam como es el nombre original inglés, nació en Ockham, un pequeño pueblecito del sudeste de Inglaterra en 1285.

No sabemos mucho sobre su biografía, aunque podemos reconstruir algunos datos. Posiblemente entró muy joven en la orden de los franciscanos, en Londres, donde recibió una formación básica en cultura religiosa y lenguas clásicas para poder acceder a la Universidad de Oxford, donde estudió después la carrera de teología, obteniendo el título de Venerabilis Inceptor y parece que impartió clases.


Durante estos años escribe sus comentarios sobre las sentencias de Pedro Lombardo, que era uno de los cánones básicos de la teología del momento. Esta obra desencadenó una gran controversia religiosa y Ockham tuvo que acudir a Avignon, lugar de la sede papal en aquel momento, para defender sus postulados. La obra parece ser que fue condenada por un sínodo episcopal.


Otras posturas afirman que no fue a Avignon por esa acusación, sino que fue en calidad de profesor de filosofía a la escuela Franciscana y que luego allí, debido a rencillas y polémicas doctrinales sería juzgado por herejía.

Mientras se debatía el veredicto sobre sus posiciones filosóficas, Guillermo de Ockham huyó de Avignon por miedo a las represalias del Papa y se dirigió hacia Pisa en compañía de otros frailes de la orden, como Miguel de Cesena, Ministro General de la Orden franciscana.
La Iglesia católica excomulgó a Ockham y consideró heréticas sus ideas.

Ockham y los otros franciscanos encontraron amparo en el rey de Italia y del Sacro Imperio Romano, Luis IV de Baviera, que los invitó a asentarse en el convento francisco de Munich, donde encontró la muerte en el año de 1349, seguramente a causa de la peste negra.

La filosofía de Ockham hay que contextualizarla dentro del entorno de la orden franciscana y de su defensa radical de la pobreza y del espíritu primitivo del cristianismo, que chocaba totalmente con el lujo y las riquezas en que había derivado la Iglesia. Ockham y los franciscanos declararon hereje al Papa por este tipo de comportamiento y defendieron una Iglesia que siguiera la pobreza y el mensaje de los apóstoles, alejados de todo lo material.



La filosofía de Ockham se caracteriza tradicionalmente por el nominalismo, opuesto al universal, que era la gran teoría dominante en la escolástica, aunque Ockham no es puramente nominalista en sentido estricto. ¿Pero qué son los universales exactamente?

El universal hay que entenderlo como lo opuesto a lo particular, a lo abstracto, a lo concreto. El universal es algo común a todos los individuos de la misma especie. Para unos estarían fuera de las cosas y para otros dentro.

Platón fue un gran partidario de los universales, creando un mundo de las ideas donde estos se encontraban. Las cosas del mundo sensible, del que nos rodea, participaban de esas ideas de universales que se encontraban en otro mundo. San Agustín de Hipona había definido al universal, siguiendo a Platón, como las ideas o los conceptos existentes en la mente de Dios.

El nominalismo es un corriente de pensamiento que considera a los universales como simples nombres o términos, sin un valor real. Los nominalistas niegan que los universales existan, tanto en su forma inmanente como trascendente.

Para Ockham los universales son solamente un producto de la abstracción que pueden estar en la mente, pero la la realidad es determinada y singular. Además para crear el concepto abstracto en nuestra mente necesitamos conocerlo primero de forma particular.

Según él, el ser humano conoce de forma intuitiva, por la experiencia inmediata, aunque ese conocimiento puede ser perfecto o confuso.