INTRODUCCIÓN

Todos tenemos alguna manera de organizar la vida, y esa manera va siempre de los medios a los fines. Queremos objetivos determinados, pero los queremos siempre en razón de propósitos más altos o posteriores.
Muchas veces nuestros auténticos propósitos permanecen como implícitos o inconscientes. Vagamente pensamos que "es bueno" tener salud, estabilidad económica, estudios suficientes, buena red de amigos, pero pocas veces nos preguntamos qué es lo que queremos "de fondo"
Hacer un "Proyecto de Vida" es sencillamente traer a la luz, hacernos conscientes, de cuáles HAN SIDO nuestros VERDADEROS propósitos, para luego hacer tres cosas:
Evaluar si esos propósitos eran los mejores, los correctos;
Posiblemente mejorar esos propósitos y jerarquizarlos adecuadamente según nuestra realidad actual y nuestras experiencias pasadas; y
Establecer los medios adecuados para alcanzar esos propósitos ya mejorados.

PROPÓSITOS INSUFICIENTES O VANOS

Hay circunstancias que nos obligan, como de golpe, a revisar lo que han sido nuestras prioridades. Con frecuencia son circunstancias inesperadas, duras y que marcan un antes y un después en el hilo de nuestra vida. Por ejemplo:
Una traición
Una quiebra económica
Una seria decepción con los hijos
Un problema fuerte de salud
Una crisis existencial de tipo depresivo
En tales momentos solemos descubrir que aquello que era muy importante para nosotros tal vez no merecía tanta atención. El desafío es descubrir esto mismo pero SIN necesidad de una catástrofe personal o familiar. Para ello ayudan los tiempos de retiro espiritual, de soledad, silencio, reflexión, oración.
En general, lo que la gente suele descubrir en sus crisis se sintetiza en pocas palabras:
Lo puramente material en realidad no sacia.
Hay demasiada apariencia en las relaciones humanas.
Pocas, muy pocas personas, de verdad merecen nuestra admiración. Y en general, no son los más populares ni los más poderosos.
Una vida gobernada por intereses y conveniencias al final acaba en frustración, amargura y soledad.
El tiempo de calidad con la familia es un tesoro menospreciado por el mundo pero en realidad invaluable.
Claramente uno necesita superar los ídolos e ideas vanas si quiere alcanzar un auténtico proyecto de vida.

UN AUTÉNTICO PROYECTO

Nos damos cuenta de que lo determinante en el Proyecto de Vida radica en la pregunta por las prioridades. Los medios son importantes pero, dada la multiplicidad de circunstancias de tantas vidas, es difícil determinar lo que cada quien tendrá que aplicar a su propio caso.
Primera Prioridad: Dios
Sin una fe robusta en Dios, algo o alguien usurpará su lugar; y ese algo cobrará vidas, "diezmos y primicias"
Descubrir a Dios como primera prioridad es volver al Primer Mandamiento de la Ley de Dios, y esto supone estar atentos a nuestros ídolos, lo cual se observa en los Mandamientos segundo y tercero.
Descubrir a Dios como prioridad es descubrir que "Él nos amó primero"
Y es descubrir la importancia de la vida de fe en comunidad.
Segunda Prioridad: Amar al prójimo.
Insensiblemente nos llenamos de excusas para sólo amarnos a nosotros mismos. Tal es la lógica de la "carne".
Recordar aquí lo de la lógica de la transacción y la lógica de la gratuidad. Aplicarlo a la felicidad.
Importancia del contacto directo con la necesidad y con los necesitados.

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