Desde el principio de los tiempos, los humanos han ideado todo tipo de artefactos para torturar y castigar a otros humanos. Únete a nosotros mientras observamos los peores castigos a lo largo de la historia humana.

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Empalamiento

En la tortura y ejecución, el empalamiento es el proceso de perforar a un humano con un objeto, como una estaca, poste, lanza o gancho, frecuentemente atravesando el torso parcial o completamente. Se aplicaba especialmente en respuesta a "crímenes contra el estado" y es recordado en la mitología y el arte como un tipo de ejecución muy severo en muchas culturas. El empalamiento en tiempos de guerra se empleaba frecuentemente para sofocar levantamientos, castigar a colaboradores o traidores, y tratar con infracciones de la disciplina militar. A veces se utilizaba el empalamiento para delitos como el robo en carreteras o el saqueo de tumbas, violaciones de leyes estatales o monopolios, o el socavamiento de normas comerciales, todas las cuales se consideraban irrespetuosas con el deber del estado de mantener seguras las vías y rutas comerciales. También se empalaba a los delincuentes por una variedad de razones religiosas, sexuales y culturales. Ya en el decimoctavo siglo antes de Cristo, se menciona el empalamiento en Babilonia y el Imperio Neoasirio.

El Castigo del Garrote

Se sabe que el garrote estaba en uso en Roma en el siglo primero a.C. El instrumento se representa en algunos relieves tempranos y se menciona en historias de la Segunda Conspiración de Catilina, en la cual los conspiradores, entre ellos Publio Cornelio Léntulo Sura, fueron estrangulados con un laqueus en el Tullianum. También se usó en Portugal y España durante la Edad Media. Cuando se estaban conquistando las Américas, se utilizó, más famoso aún, para ejecutar al gobernante inca Atahualpa. Se suponía que era un método de castigo más humano que quemar a los herejes, quienes debían ser rápidamente estrangulados por la Inquisición española tras ser hallados culpables. Los garrotes posteriores tenían un collar de hierro con un gran tornillo metálico en la parte trasera. Se creía que la víctima moriría instantáneamente cuando el tornillo se apretara y aplastara su tronco encefálico.

Sin embargo, si el tornillo no alcanzaba el lugar donde el cerebro se encuentra con la columna vertebral, el dolor podía durar un tiempo, ya que el tornillo simplemente se clavaba en su cuello mientras el collar de hierro lo estrangulaba. La estrangulación era un privilegio de los altos funcionarios y la familia gobernante en el Imperio Otomano. La versión española tenía un collar que se apretaba; esta tenía una cuerda de arco. Durante la Guerra Peninsular, los soldados franceses a menudo ejecutaban a guerrilleros españoles, sacerdotes y otros oponentes napoleónicos con el garrote. El primer garrote metálico documentado apareció en España alrededor de 1810, y el veintiocho de abril de 1828, se proclamó el garrote como la única forma en que se debía ejecutar a los ciudadanos allí. La última ejecución pública con garrote en España tuvo lugar en Barcelona en mayo de 1897. Todo se ejecutó dentro de las cárceles después de eso.