✨ Escucha nuestras historias desde donde sea, encuéntranos en Spotify y no te pierdas ninguna ➤ https://tinyurl.com/historiademivida ✨

¿Quieres más historias? Aquí te dejamos algunas:
✨ Nací en un barco pirata ➤    • Nací en un barco pirata  
✨ Mamá me paga por salir con muchachos ricos ➤    • Mamá me paga por salir con muchachos ...  
✨ Sudo diamantes, mamá me obliga a entrenar ➤    • Sudo diamantes, mamá me obliga a entr...  











“¡Oh dios santo! ¡Viene hacia aquí!”

Mis ojos se iluminaron de la emoción al ver al chico más guapo que jamás haya visto caminando hacia mí.

“Hola, hermosa.”

Me lanzó una deslumbrante sonrisa que hizo mis piernas temblar.

“Hola…”

De la nada, papá apareció y me echó sobre su hombro como un saco de papas, mientras que mamá le hablaba al pobre chico con furia.

“Cómo te atreves a hablarle a nuestra princesa. ¡Fuchi! Pequeño miserable. ¡Chú!”

Hola, me llamo Fátima y vengo de Surinam. Por favor denle me gusta y suscríbanse a nuestro canal.

Nací… con los padres… más… espantosos… ¡DEL MUNDO! Ambos eran científicos famosos y disfrutaban mostrarnos como la familia perfecta en las redes sociales, pero, en la vida real, mis padres estaban arruinando completamente mi vida con sus modos controladores.

O sea, cada vez que yo salía de la casa, aunque fuese solo para ir al rincón de juegos donde todos los chicos nos reuníamos, mis padres andaban encima mío, como abeja sobre el polen.

“¡Escuché que tiene una enfermedad, así que sus padres van a todas partes con ella!”

“¡Es tan rara!”

Era taaaan vergonzoso.

Entonces, en mi cumpleaños número diecisiete, mamá me compró mi primera colección de libros de Enid Blyton, ¡de la que me enamoré de inmediato! Encontré un sitio en el jardín solo para leer mis libros y fantasear con ser una de las personajes, hasta que un día, mientras estaba sumergida en mi aventura, vi a un chico en el jardín regando el rosal. Quedé tan hipnotizada con lo lindo que era que me tropecé y caí en el estiércol. Estaba horrorizada.

“¿Estás bien?”

“Graci…”

Antes de que pudiera decir nada, mamá se acercó gritando como una loca.

“¡Fátima! ¿Qué haces mezclándote con los empleados? ¡Y tú, vuelve a trabajar!”

“¡Ya no soy una niña! Debería poder hablar con quien yo quiera. ¡Aaaagh! ¡Odio este lugar!”

Salí corriendo.

Al día siguiente, sentí que mi corazón flotaba al ver una rosa sobre la banca en la que me sentaba a leer. Decidí dejarle una nota de agradecimiento donde a mamá y papá nunca se les ocurriría mirar.

Al otro día, revisé si mi nota ya no estaba ¡y así fue! En su lugar, había una nueva nota del jardinero. Firmó la nota como Isaías.

Durante las siguientes dos semanas, Isaías y yo intercambiamos cartas. Me contó que creció en un orfanato y me escribía sobre todas las aventuras que tuvo en su infancia. Yo le conté sobre mis padres controladores y cómo desearía tener una vida normal.

Una tarde, mis padres y yo estábamos en una ceremonia de premiación cuando vi a Isaías allí, vestido de mesero. Mis padres ni notaron que me escabullí para hablar con Isaías.

“Hola tú. No sabía que eras mesero.”

“No lo soy. Mi primo no pudo venir a trabajar así que me pidió que tomara su lugar.”

“¿Crees que podríamos pasar de nuestras cartas a reunirnos en persona alguna vez?”

Una voz masculina detrás de mí se alzó y me di la vuelta.

“¿Quieres reunirte… con él? Su ropa se ve raída, y mira el agujero en su zapato.”

El chico apuntó a Isaías y se rió. Enfurecida por su comportamiento, lo empujé al piso.

“¡Ni se te ocurra burlarte de mi amigo!”

Mi repentino arrebato llamó la atención de los invitados, incluyendo la de mis padres, que se acercaron rápidamente. Obviamente, mis padres se disculparon, nos fuimos del evento temprano y pasé el resto de la tarde en mi habitación.

Cerca de una semana después, mis padres organizaron una cena para la familia Guzmán. Me enfadé cuando me di cuenta de que su hijo, Francisco Guzmán, era el tipo que se había burlado de Isaías en el evento de unos días atrás. Mamá pasó gran parte de la cena alabando a Francisco y riendo con todos los chistes malos del Sr. Guzmán.

“Fátima, querida, ¿sabías que Francisco seguirá los pasos de sus padres y se convertirá en cirujano?”

[soltando una risita] “Espero que se convierta en neurocirujano, porque obviamente alguien necesita que le arreglen el cerebro.”