Después de un largo periplo por Europa occidental regresamos a Letonia, el país báltico conocido por sus bosques, lagos y ríos, en el que hace siete años vivimos con mi esposa Dace. Volvimos para recorres sus calles y parques y ver qué nos encontramos, para compartirlo con ustedes.
Caminar por las calles de Riga la capital de Letonia. es algo que toda persona amante del mundo y sus bellezas debiera hacer por lo menos una vez en la vida
Los orígenes de Riga se remontan a los primeros años de la edad media. cuando el puerto natural que hay en la desembocadura del río Daugava comenzó a ser utilizado por los vikingos que navegaban hacia Bizancio, aunque la fundación oficial de la ciudad por el obispo alemán Albert se produjo en 1.201
La ciudad no ha cambiado mucho en los últimos años y es probable que no lo haga en los próximos, eso es una diferencia con el resto de las capitales europeas donde cada vez es más difícil encontrarse con el estilo original.
Si bien existe presencia de algunas marcas internacionales y estilos y sabores de otras partes del mundo, Riga mantiene aún su carácter báltico, es por eso que visitar sus parques y recorrer sus calles es una oportunidad imperdible de sentirse en la más plena Europa.
Pero si hay algo que no se debe desaprovechar en una visita a la capital de Letonia, es salirse un poco de los lugares más visitados y los circuitos turísticos y meterse en sus recovecos, donde el tiempo sin dudas se ha detenido.
El ritmo lento de sus habitantes y la ausencia del frenesí de otras capitales hacen de Riga un lugar que al visitarlo seguramente no podremos olvidar.
Los letones son un pueblo que aunque ha sufrido invasiones y conquistas en la mayor parte de su historia, no ha perdido su cultura y su forma de ser alejada de las trepidaciones.
Una de las características principales de las calles de Riga es el silencio, para aquellas personas acostumbradas y que necesitan el bullicio de otras grandes ciudades esto puede ser algo parecido al aburrimiento.
En cambio para los hombres y mujeres que prefieren la paz alejada del ruido, las calles de Riga pueden ser un oasis casi perfecto.
Quienes dediquen más de un par de jornadas en deambular la ciudad y perderse por sus calles, seguramente encontrarán algunas zonas que nadie visita, en las cuales la soledad será un espejo del alma.
Pero todo esto tiene una explicación. La población de Letonia en 2024 asciende a 1,863 millones de personas, 22,5 mil menos que el año pasado, lo que la convierte en uno de los países menos poblados de Europa.
En los primeros tres meses de este año se registraron 3.154 recién nacidos y fallecieron 7.371 personas. La tasa de natalidad en Letonia es un 54% menor que la tasa de mortalidad, lo que significa que a largo plazo quedarán aún menos personas en el país.
En total, desde 1990, año de la restauración de la independencia al caer la Unión Soviética, Letonia ha “perdido” 785.132 personas, lo que representa el 30,43% de la población y la tendencia decreciente no disminuye.
A lo largo de los años, las ciudades letonas han perdido no menos de 533 mil personas, y la mayor parte recae en las grandes ciudades (Riga, Daugavpils, Liepaja, Jelgava, Valmiera, Rezekne, Ventspils, Jekabpils). De hecho, varias ciudades corren el riesgo de convertirse en pueblos pequeños en lugar de considerarse ciudades.
En Riga se observa una disminución significativa de la población: en 1990, más de 909 mil personas vivían en la capital, y en 2023, solo 609 mil. Riga que era la única ciudad báltica con una población cercana al millón, ha perdido casi 300 mil habitantes en un tercio de siglo.
Aunque muchos residentes de las regiones vienen a la capital para vivir y trabajar, y se han sumado algunas exiliadas ucranianas, su afluencia no puede compensar a los que abandonan la ciudad.
Si nada cambia, Riga, caerá como la ciudad más grande de los países bálticos, superada por la capital lituana, Vilna y seguirá siendo un oasis dentro de la convulsionada Europa.

#abretuventanaalmundo #ViajarEsHipervivir

Subtítulos en portugués, italiano, alemán, francés, ruso e inglés.

Soy Gustavo Llusá, argentino, después de viajar durante varios años por más de 70 países me establecí en Letonia donde me casé con Dace y aprendí a conocer otra forma de vida, del otro lado del mapa.

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