Primout…
Los trazados de las calles rasgadas por una vegetación generosa que las disimula y que, un día más, se apodera de su alma trasladándola a un pasado valioso, ya perdido. A ellas se asoman dibujos que antaño fueron casas habitadas por sentimientos, ilusiones, sufrimientos…; piedras quietas. Ventanas y puertas, casi borradas, dan un color de madera vieja y las sumergen en ideas sin futuro. Más lejos, las siluetas de la Iglesia y de la Escuela, se descubren huérfanas de palabras y de cantos. Los lugares apenas son un simple punto en un mapa o una referencia estadística para el recuerdo. Un día, otro más. En ellos, sólo queda silencio.