A pesar de haber recibido una educación ligada a la religión judía, demostró una actitud crítica frente a estas enseñanzas y fue autodidacta en matemáticas y filosofía cartesiana, aprendiendo de las ideas y obras de Copérnico, Galileo, Kepler y Descartes.

Fue el primero en emplear lo que llamamos una visión «críticohistórica» de la Biblia, negando que estuviera inspirada por Dios. Cuando leemos la Biblia debemos tener siempre presente la época en la fue escrita.

A diferencia de Descartes, Spinoza no tiene una concepción dualista de la realidad. Decimos que es monista, porque reconduce toda la naturaleza y todas las circunstancias de la vida a una sola sustancia.

Spinoza no sólo dijo que todo lo que existe es naturaleza, también decía que Dios es igual a la Naturaleza. Veía a Dios en todo lo que existe.

Spinoza enseña que cada organismo puede perjudicarse o beneficiarse a sí mismo. En otras palabras: puede disminuir o aumentar, su potencia de seguir existiendo y de obrar. Lo que le favorece y le es útil, es bueno. Lo que le afecta y le hace daño, es malo.

Si nos equivocamos o si nos engañamos con respecto a algo, es debido a que lo concebimos de forma parcial, de manera mutilada.

«cuando no distinguimos entre imaginación e intelección, pensamos que aquello que imaginamos más fácilmente, es más claro para nosotros, por lo que creemos entender lo que imaginamos. De ahí que anteponemos lo que hay que posponer, y se confunde el verdadero orden para avanzar en el conocimiento y no se llega a ninguna conclusión correcta»

Spinoza pensaba que son las pasiones de los seres humanos, por ejemplo la ambición, el deseo, las que nos impiden lograr la verdadera felicidad y armonía.

La meta es captar todo lo que existe con una sola mirada panorámica.

Hasta entonces no podremos alcanzar la máxima felicidad y serenidad de espíritu.