Todos los ahorros del anciano Robert se agotaron y decidió buscar un trabajo que le pudiera valer. Para tener con qué vivir. Pensó buscar un puesto de vigilante, pero el intento fracasó. En todas las empresas de seguridad se necesitaban hombres jóvenes y fuertes. Pero un día, al proseguir con la búsqueda, se encontró con un anuncio extraño: "Se necesita un abuelo para un niño". Y decidió probar suerte…