La moto es tan maravillosa que su equilibrio dinámico genera sensaciones únicas. Es seguramente la libertad más fácil e inmediata de conseguir y que además nos suele regalar la mayoría de las veces, una sonrisa debajo de nuestro casco mientras la conducimos. Los motoristas que llevamos ya años subidos a ellas somos conscientes que también transportamos con nosotros el riesgo encima y que para seguir disfrutando de nuestra afición los márgenes de seguridad que nos hemos de marcar, los hemos de cumplir sí o sí o…atenerse a consecuencias nada bonitas.
Explico en este vídeo algunos consejos que me aplico personalmente y…toco madera.